“Un día yo estaba en los entrenamientos y me dijeron que iba a correr 800 metros planos en los Juegos Olímpicos. Yo me asusté porque mi evento es 400, pensé que a lo mejor me canso en esto que no es lo mío y no voy a poder agarrar medallas ni en 4 ni en 8”.
Así contaba Juantorena la reacción que tuvo cuando su entrenador le comunicó que competiría también en los 800 metros en Montreal. Pero ¿cuál fue la estrategia ideada por el polaco? ‘El Caballo de Montreal’ lo cuenta así:
“Cuando fui a los JJ.OO. de Montreal yo llevaba una ventaja: nadie contaba conmigo porque yo no tenía historia. Se preguntaban: ¿quién es el jabado (mezcla de negro y rubio) grande ese, con unas medias de baloncesto tan altas, que mide 1.90 y está tan flaquito?”.
“Y esa ventaja la mantuve hasta el último momento pues por las eliminatorias te darás cuenta de que yo estaba en zona de clasificación entre el tercero o el cuarto, una sola vez alcancé el segundo. Eso era a propósito, fue la estrategia concebida y diseñada por mi entrenador”.
Pero la subestimación no fue la única clave de la victoria de Juantorena. El polaco Zabierzowski le había recomendado llevar desde el inicio un paso más rápido de lo normal en los 800 metros con la finalidad de agotar a sus contrincantes.
La estrategia tuvo el resultado deseado, aunque en un principio pareció desconcertar a Juantorena. “Al llegar primero a la meta sentí un susto tremendo, una inmensa alegría y una sorpresa grandísima. Yo, un desconocido sin historia en los 800 metros, al alcanzar medalla de oro en unos JJ.OO. me sentí el rey del mundo. Parece que vas a tocar el cielo con las manos”.
Según los especialistas, el valor de la proeza de Juantorena estriba en el hecho de que siempre se consideró que los 400 y los 800 m. eran dos pruebas totalmente incompatibles al más alto nivel, pues la primera era básicamente de velocidad y la segunda de medio fondo. Pero Alberto Juantorena demostró que se podía ser el mejor del mundo en ambas pruebas a la vez.
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