Los nervios del debut ya eran cosa del pasado. Ahora esperaba, con el sosiego de los experimentados, su próxima carrera. Para sorpresa de muchos, Juantorena se había instalado en las semifinales de los Juegos Olímpicos de Múnich, situación que había superado las expectativas de muchos de sus compatriotas. Pero no del mismo Juantorena, ni, claro está, de su entrenador. Ellos sabían que el arduo trabajo previo estaba dando resultados.
El colofón de su aventura olímpica no fue tan feliz como posiblemente soñó en la noche anterior a la carrera. Juantorena no pudo acceder a la final al terminar cuarto en una de las semifinales de los 400 metros con un tiempo de 46,07. No obstante, esa descalificación no menguó sus ansias de gloria y siguió entrenándose con la confianza de quien está seguro de su potencial. Los grandes triunfos, estaba convencido, no tardarían en llegar. Y no se equivocó…
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